A comienzos de esta semana, y gracias a una terrible faringitis que me obligó a estar todo un día en la cama, vi como la televisión en todos sus canales y todos sus programas, quería mostrarnos esa gran "novedad" llamada "Violencia en las escuelas". Lo primero que observé fue como de repente aparecía un caso tras otro de chicos que habían sido agredidos por compañeros de clase o alumnos de otras escuelas, y lo primera pregunta que me surgió fue ¿Acaso esto comenzó a suceder esta semana?, es decir, ¿De repente el día lunes todos los adolescentes se levantaron con ganas de golpear a otros?. No fue dificil entender que el manejo de la televisión no hace más que elegir un tema y comenzar a presentarnos uno y mil casos similares, hasta que un buen día simplemente deja de suceder, sin ir tan lejos en el tiempo, algo que sucedió con los secuestros y todas sus variantes.
Luego de analizar el por qué del bombardeo mediático, decidí reflexionar acerca de los origenes de esta violencia, sin dejar de lado el hecho de que las peleas entre alumnos siempre existieron y tal vez nunca dejen de existir. Sin embargo, hay algo innegable y es el grado de violencia, el cual creció y mucho en los últimos años.
En el mismo momento en el que estaba analizando esta situación, abrí mi casilla de mail y me encontré con una seguidilla de correos en los que se discutía acerca de un comentario realizado por un alumno y el "enojo" de un compañero por la cantidad de mails recibidos, los cuales en su mayoría no parecían contener temas importantes, según su criterio. Al terminar de leer esos diálogos me di cuenta que ahí teniamos unos de los ejes centrales de la violencia, y no solo en las escuelas: La intolerancia. Incluso yo misma al leer los mails comencé a ofuscarme por tener mi correo lleno y ver como personas, ya no tan adolescentes discutían en la web sobre cuestiones que nada tenían que ver con la materia que los une.
Sin lugar a dudas, todos los días tenemos ese tipo reacciones basadas simplemente en el no tolerar un pensamiento, una reacción distinta a las nuestras. Nos molesta que haya gente que tenga tiempo para escribir diez mails en un día, cuando algunos apenas tenemos tiempo de abrir la casilla, como si el tener tiempo de hacerlo fuera un pecado. No toleramos a aquellos que reclaman por algo que consideran justo, pero cuando nos toca a nosotros no toleramos que no nos permitan protestar.
Entonces me pregunto, no deberíamos ser un poco más tolerantes, incluso con los intolerantes?
miércoles, 9 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Probablemente si... sería todo más armónico... pero quien frenaría la intoleracia de los intolerantes, si los tolerantes toleran esa intolerancia, propiamente por su tolerancia?... en fin... salu2!
Publicar un comentario